domingo, 16 de noviembre de 2008

VORACIDAD DE UNA GRAN ECONOMIA EMERGENTE


Formado en Santa Catarina, el ingeniero civil Tiago Ern llegó a São Paulo hace cerca de ocho años para hacer un doctorado en construcción en la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo (USP). Cerca de dos años después, poco antes de terminar el postgrado, salió en busca de empleo. La negociación con la empresa interesada en contratarlo llevó seis meses. Este año, después de un cambio de mando en la compañía en que trabajaba, Ern volvió al mercado a buscar nuevos desafíos. Las condiciones que encontró, sin embargo, fueron mucho más favorables. En 60 días, accionando su red de contactos recibió propuestas de seis compañías interesadas en su pase. Con la ventaja de que ahora el promedio salarial ofrecido por el mercado era cuatro veces superior al que encontró cuando llegó a São Paulo.
Más que sólo una señal de reconocimiento profesional, el caso de Ern ilustra los efectos del calentamiento de la economía brasileña sobre el mercado del trabajo y expone serios problemas en las políticas de formación de la mano de obra especializada. Unos pocos años de crecimiento aceleraron el ritmo de las contrataciones y agotaron la escasa reserva de talentos que el país mantenía en las áreas técnicas, como agronomía, ingeniería naval, química, y de computación, entre otras. A tal punto que, hoy ya es posible encontrar quien hable de un posible "apagón" de talentos.
Eso sucede en casi todos los sectores de la industria. Éste es un problema que tiene que ver con el calentamiento de la demanda, pero también con problemas estructurales de la educación brasileña.
Algunos números son elocuentes, sólo en la industria química y petroquímica se necesitan 25.000 trabajadores especializados. Si a eso se suman los déficits de las industrias de extracción de mineral, de productos de transporte y de productos mecánicos, la demanda asciende a 65.500 profesionales calificados. La situación se agravó en prácticamente todos los sectores. Con gran claridad, falta mano de obra en petroquímica y va a faltar todavía más con los grandes proyectos anunciados por Petrobras. Los únicos sectores que mejoraron un poco fueron los servicios urbanos y de textiles y calzados. A mediados de este mes, la estatal brasileña de petróleo declaró a la prensa que podrá doblar de 11.000 a 22.000 el número de contrataciones hasta 2012, en función de los descubrimientos de petróleo en la capa de pre-sal.
No es un problema de un sector. En el area de Tecnologías de la Información y Comunicación y tomando en cuenta sólo las necesidades de proyectos contratados, el mercado necesitaría 33.000 trabajadores entre 2008 y 2009. El promedio anual de formados en ciencias de la computación es de 16.000.
Como si no bastase eso, muchas facultades del área están cerrando por falta de interesados. Los jóvenes se interesan por tecnología en el día a día, pero no lo ven como opción de carrera. En 2007 se ofrecieron 157.000 vacantes. Hubo 96.000 inscripciones, pero no mucho más de 40.000 matrículas efectivas. Entonces se están formando sólo 16.000 nuevos profesionales por año.
La situación es similar en las ingenierías, Brasil ofrece seis ingenieros por cada mil personas económicamente activas, mientras en los países europeos y asiáticos la media es de 25. Con el crecimiento de la economía y las demandas del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) del gobierno, la entidad estima que el país necesita formar cerca de 30.000 ingenieros por año. Hoy, no obstante, se forman 23.000, y no todos siguen una carrera en el área.
Grúa afuera
Para evitar el problema, empresas del sector de construcción civil ya estarían recurriendo a la importación de mano de obra, principalmente de Chile, Argentina, Perú y Colombia. La ley permite que las empresas tengan hasta un tercio de mano de obra extranjera y hay un gran contingente de técnicos que se están formando en mercados como China, India y países del este europeo. El problema es que el país deja de ofrecer oportunidades de ascenso social a los brasileños.
Tiempo extra
Ya existen indicios de que la crisis de crédito internacional puede tener como uno de sus pocos efectos positivos dar tiempo al mercado para que forme mano de obra y reduzca la brecha entre oferta y demanda. De cualquier forma, así como hicieron países como Corea del Sur, China e India, tarde o temprano Brasil tendrá que atacar de forma decisiva el tema de la educación en áreas técnicas si quiere crecer de forma efectiva, como vienen haciendo sus colegas del team de los emergentes. Fuente:AmericaEconomia

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